martes, 20 de noviembre de 2012

EL PLAN DE SALVACION

La Experiencia De La Salvación

Los Adventistas del Séptimo Día Creen que: En su infinito amor y misericordia, Dios hizo que Cristo, que no conoció pecado, fuese hecho pecado por nosotros, con el fin de que pudiésemos ser hechos justicia de Dios en él. Guiados por el Espíritu Santo, sentimos nuestra necesidad, reconocemos nuestra pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras transgresiones, y ejercemos fe en Jesús como Señor y Cristo, como sustituto y ejemplo. Esta fe que recibe la salvación viene por medio del poder divino de la palabra, y es el don de la gracia de Dios. Por medio de Cristo somos justificados, adoptados como hijos e hijas de Dios, y librados de la tiranía del pecado. Por medio del Espíritu nacemos de nuevo y somos santificados; el Espíritu renueva nuestras mentes, escribe la ley de amor de Dios en nuestros corazones, y nos concede el poder de vivir una vida santa. Al permanecer en él, llegamos a ser participantes de la naturaleza divina y recibimos la seguridad de la salvación ahora y en el juicio.

Rom. 8:9; Efe. 5:25-27; 2Cor. 4:6;
-Salvación y justificación: ya cumplidas
-Santificación y purificación: En proceso
-Redención: por realizarse en el futuro.


La Experiencia de la Salvación y el Pasado.
Jn. 3: 3,5; Hech. 4:12; Jn. 14: 6
La experiencia de la salvación implica arrepentimiento, confesión, perdón, justificación y santificación.

EL ARREPENTIMIENTO:
Jn. 16: 8; Hech. 2: 37,38 (3:19)
1. ¿Qué es el arrepentimiento?
Hebreo nacham: Sentir pesar, arrepentirse.
Griego metanoeo: Cambiar de parecer, sentir remordimiento, arrepentirse.
El arrepentimiento genuino produce un cambio radical en nuestra actitud hacía Dios y el pecado
Prov.28: 13; Hech.15: 3; Sal.51: 3,1,10; Hech.5: 31 (Rom. 2:4)

2. La motivación del arrepentimiento:
Nuestro corazón se reblandece y subyuga cuando nos damos cuenta de que la muerte de Cristo nos justifica y nos libra de la pena de muerte.
Jn. 12:32; Rom. 5:6-10; 2:4 


LA JUSTIFICACIÓN:
2Cor. 5:21; Rom. 12:3; Efe. 2:8; Rom. 3:28
Griego dikaioma: Requisito recto, acción, regulación, sentencia judicial, acto de justicia.
Dikaiosis: justificación, vindicación, absolución.
Dikaioo: Ser pronunciado recto y tratado como tal, ser absuelto, ser justificado, recibir la libertad, ser echo puro, justificar, vindicar, hacer justicia.
Es el acto divino por el cual Dios declara justo a un pecador penitente, o lo considera justo.
Rom. 5:16, 18, 19; 3:24.

1. El papel de la fe y las obras:
Fil. 3: 8,9; Rom. 4:3 (Gén. 15:6) Rom. 4: 9,10; Heb. 11:8-10 (Gén. 12:4; 13:8)
-Abraham fue justificado sobre la base de su fe dinámica.
Sant. 2:21,22,17, 24.
-La fe que lleva a la justificación es, una fe viva que obra.
-Ni las obras ni una fe muerta pueden conducirnos a la justificación.

2. La experiencia de la justificación:
2Cor.5:21; Zac.3: 2,4.
-El creyente arrepentido y carente de méritos, sin embargo es vestido con la justicia imputada de Cristo. Este intercambio de vestiduras, esta transacción divina y salvadora, es la doctrina bíblica de la justificación. 


LOS RESULTADOS: del arrepentimiento y la justificación. 

 La Santificación:
Griego hagiasmos: Santidad, consagración, santificación. Derivado de hagiazo: Hacer santo, consagrar, santificar, colocar aparte.
Hebreo qadash: Apartar del uso común.
-La justificación es lo que Dios hace por nosotros.
-La santificación es lo que Dios hace en nosotros
-La justicia por la cual somos justificados es imputada. Es nuestro título al cielo.
-La justicia por la cual somos santificados es impartida. Es nuestra idoneidad para el cielo.

Fases de la santificación que presenta la Biblia:
a. Un acto cumplido en el pasado del creyente.
b. Un proceso en la experiencia presente del creyente.
c. El resultado final que el creyente experimentará cuando Cristo vuelva.
1Cor. 6:11; Rom. 1:7; Fil. 1:1 (Jn. 15:1-7)
Tito 3:5

2. La adopción en la familia de Dios:
Rom. 8:15-17
3. La seguridad de la salvación: Efe. 1:6,7.
4. El comienzo de una vida nueva y victoriosa:
Jn.16:33
5. El don de la vida eterna: 1Jn. 5:12

La Experiencia de la Salvación y el Presente:
2Cor. 5:17

UN LLAMADO A UNA VIDA DE SANTIFICACIÓN:
-La salvación incluye el vivir una vida santificada sobre la base de lo que Cristo cumplió en el calvario.
1Tes. 4:7; Rom. 1:4; Efe. 3: 16,17; Rom. 6:19; Gál. 5:25, Rom. 8:1,4,6,9
-El propósito más elevado de la vida llena del Espíritu es agradar a Dios.
1Tes. 4:1,3,6,7.


EL CAMBIO INTERIOR:

-Nuestros caracteres deben ser transformados antes de la segunda venida.
1Cor. 15:51-54; 2Cor. 4:16; Rom. 12:2; 
1. La participación de Cristo y el Espíritu Santo.
1Tes. 5:23; Tito 3:5; Rom. 8:1-10; 1Jn. 3:24; 4:12; 2Cor. 6:16; Gál. 2:20; Jn. 14:23; 2Cor. 4:16; Rom. 12:2; Fil. 2:5.

2. Participamos de la naturaleza divina:
2Ped. 1:4-9

a. Solo por medio de Cristo: Lo que transforma a los seres humanos a la imagen de su creador es el acto de revestirse, o participar del Señor Jesucristo.
Rom. 13:14; Heb. 3:14; Tito 3:5; 1Jn. 4:12.

b. Un proceso dinámico: La santificación es progresiva. Por medio de la oración y el estudio de la Palabra, crecemos constantemente en comunión con Dios.
Jn. 6:53-56, 66; Mat. 4:4
-El carácter se compone de lo que la mente come y bebe. Cuando digerimos el pan de vida, somos transformados a la semejanza de Cristo.

3. Las dos transformaciones:
Mar. 9:2-29 dos grupos de discípulos:
-En la montaña: Representan al monasticismo; oraciones sin obras.
-En el valle: Trabajo sin oración
Hay multitudes que se han visto aprisionadas, ya sea en la trampa de trabajar a favor de otros careciendo de poder, o en la de orar mucho sin trabajar por los demás. Ambos necesitan ser transformados.

a. La verdadera transformación:
Gál. 5: 22,23
b. Los dos destinos:
Mar. 9:1-29, dos transformaciones, uno a imagen divina y otro a imagen demoníaca.
Jud. 24; Rom. 6:17,18; 2Cor. 10:5;


LA PERFECCIÓN DE CRISTO:
1. La perfección bíblica:
Hebreo tam o tamim: Completo, recto, pacífico, íntegro, saludable o intachable.
Griego teleios: Completo, perfecto, completamente desarrollado, maduro, plenamente desarrollado, que ha logrado su propósito.
Gén. 6:9; 17:1; 22:18; Job 1:1,18 (Gén. 9:20,21; Job 40:2-5) Sentido relativo.
-El Nuevo Testamento describe a individuos maduros que vivieron de acuerdo con toda la luz de que disponían, y lograron desarrollar al máximo, el potencial de sus poderes espirituales, mentales y físicos. 1Cor.14.20; Fil.3: 15; Heb.5: 14. los creyentes deben ser perfectos en su esfera limitada, así como Dios es perfecto en su esfera infinita y absoluta. Mat.5: 48 Col.4: 12; San.3:2

2. La perfección completa en Cristo: 

La perfección es don de Dios. Jn.15: 5; 1Cor.1: 30; Efe.3: 19.
-El Espíritu Santo toma el producto terminado y lo reproduce en la vida del cristiano.

3. Avancemos hacía la perfección:
Efe.4: 13,14; Heb.5: 14; 6:1; Fil.1:9-11
-La vida santificada no se halla exenta de severas dificultades y obstáculos. Fil.2: 12,13; Heb.3: 13,14 (Mat.24: 13) Heb.10: 26,27
-Los cristianos necesitan más que una justificación o santificación puramente legal. Necesitan santidad de carácter, si bien la salvación siempre es por fe. El título al cielo descansa exclusivamente en Cristo. Col.1: 9,10.


LA JUSTIFICACIÓN DIARIA:
Sal.19: 12; Jer.17: 9; 1Jn.2:1.

La Experiencia de la Salvación y el Futuro:
Nuestra salvación se cumple en forma final y completa al ser glorificados en la resurrección, o trasladados al cielo. Por medio de la glorificación, Dios comparte con los redimidos su propia gloria radiante. (Rom.5: 2; Heb.9:28)

GLORIFICACIÓN Y SANTIFICACIÓN:
La encarnación de Cristo en nuestros corazones es una de las condiciones para la glorificación futura, es decir la glorificación de nuestros cuerpos mortales. (Col.1: 27; Rom.8: 11; 2Tes.2:13,14; Col.3: 1-4; Heb.6: 4,5; 2Cor.3:18; Rom.8: 19,23; Efe.4: 30; Hech.3: 21; Mat.19: 28; Rom.8:21)
-La posición bíblica según la cual en un sentido, la adopción y la redención o salvación- ya se han cumplido, y en otro sentido todavía no lo han hecho, tiende a confundir a algunos. La respuesta la provee el estudio del panorama completo que abarca la obra de Cristo como Salvador. Pablo relaciona nuestra salvación presente con la primera venida de Cristo. En la cruz histórica la resurrección, y el ministerio celestial de Cristo, nuestra justificación y santificación fueron aseguradas de una vez para siempre. Sin embargo, Pablo relaciona nuestra salvación futura, la glorificación de nuestros cuerpos, con el segundo advenimiento de Cristo.

LA GLORIFICACIÓN Y LA PERFECCIÓN:
-Fil.3: 12-14
-La santificación es un proceso que dura toda la vida. La perfección actual es nuestra sólo en Cristo, pero la transformación ulterior y abarcante de nuestras vidas conforme a la imagen de Dios, sucederá en ocasión de la segunda venida. (1Cor.10:12)

La Base de Nuestra Aceptación Ante Dios:
Ni los rasgos de un carácter semejante al de Cristo ni la conducta impecable deben constituir la base de nuestra aceptación ante Dios. La Justicia salvadora viene del único hombre recto, Jesús, y es el Espíritu Santo el que la trae hasta nosotros. (Rom.3: 10; Isa.64.6; Dan.9: 7,9,11,20; 1Cor.1:30) 
-El ministerio de Cristo debe ser visto en su totalidad. Tal como el sol tiene luz y calor, ambos inseparables y sin embargo con funciones únicas, así también Cristo debe convertirse para nosotros en justificación tanto como santificación. (1Cor.1:30) 
-El Espíritu Santo trae a nuestro interior el consumado es del calvario, y aplica a nosotros la única experiencia de aceptación de la humanidad por parte de Dios. El consumado es de la cruz invalida cualquier intento humano de lograr aceptación. Al traer a nuestro interior al crucificado, el Espíritu nos concede la única base de nuestra esperanza de aceptación ante Dios, proveyendo así el único título genuino e idoneidad para la salvación disponible para nosotros. 



lunes, 19 de noviembre de 2012

EL EXODO

Éxodo
El Éxodo (Del latín: exŏdus, y este del griego: ξοδος, significa "salida") es el segundo libro de la Biblia y de la Torá (el Pentateuco, la Ley), del Tanaj (la Biblia hebrea), y del Antiguo Testamento cristiano. En él se habla de la salida de la esclavitud de Egipto y la huida del pueblo de Israel, por donde tuvieron que cruzar por el Mar rojo en búsqueda de la tierra prometida.
ORIGEN DEL TITULO
Los judíos llaman al libro por sus segundas palabras: We-'eleh shemoth (ואלה שׁמות) ("y éstos son los nombres") o simplemente Shemoth (en hebreo, שמות, "nombres"). LaSeptuaginta lo titula 'Exodos' (ξοδος) que significa "partida". En la traducción al latín se adoptó ese nombre, con las diferentes transformaciones en la grafía según cada idioma dando como resultado, el término "éxodo".

Naturaleza del libro. 
El principal propósito del Éxodo es mantener vivo en la memoria del pueblo hebreo el relato fundacional de sí mismo como nación: la salida de Egipto y la consiguiente liberación de la esclavitud. A través de su huida y la búsqueda de la Tierra Prometida, el judío adquiere conciencia de su unidad étnica, filosófica, cultural y religiosa por primera vez.

HISTORICIDAD
Como en muchos otros [libros históricos], la historia que se narra aquí está muy lejos de la definición científica moderna, pues se trata de una historia religiosa y cultural antes que bélica, diplomática o política.
Es una historia popular, que se esfuerza por convertir la posible expulsión de Egipto en una gran epopeya nacional, despreocupándose del todo por los aspectos tácticos y académicos.
El alfabeto hebreo apareció finales del siglo VIII a. C. Después de siglos de tradición oral, los relatos pasan a la forma escrita, sufriendo las lógicas modificaciones y calificación.
Teniendo en cuenta los hallazgos arqueológicos y los abundantes documentos egipcios de la supuesta época del éxodo, se llega a la conclusión de que no hay evidencias suficientes que el éxodo sucediera de la manera como la Biblia narra.

TEORÍA DE LOS ÉXODOS 
ante la ausencia de pruebas arqueológicas sobre el éxodo, los especialistas que están a favor de que su tradición está basada en residuos de hechos reales, han planteado la posibilidad de que hayan ocurrido más de un salida de poblaciones semíticas desde Egipto hacia Canaán. Un hecho histórico candidato a ser el primer residuo tradicional de tal épopeya es la llamada Expulsión de los Hicsos, sin embargo al no explicar por si mismo la interconexión religiosa de una civilización politeísta (los hicsos) en relación con los proto hebreos (monoteístas), además de no existir evidencia de escritura proto-hebraica sino hasta muchos siglos después,ya que se cuenta con evidencia que los Hicsos sí conocían la escritura; existe otra época en que tal vacío podría encajar mejor: Durante fines del reinado y caída de Amenhotep IV (Akenatón), pues son varios los autores que apuntan a tal posibilidad, entre ellos el psicólogo Sigmund Freud (Moisés y el monoteísmo), el argentino Patricio Colombo Murua (Tras las Huellas de Moisés) y el boliviano Ariel Villazón (¿Dioses? o Impostores), quienes creen que la conexión monoteísta entre Akenatón y Moisés es muy sugerente y podría ser una buena solución al enigma. Por otra parte, si bien existen muchas teorías sobre el tema, y se ha hablado de varias oleadas de éxodos, parece más plausible creer que la Teoría de los dos éxodos se podría aproximar mejor a la verdad, es decir: dos residuos tradicionales entremezclados y funcionados por el tiempo. 

EL ÉXODO COMO FABULA LITERARIA
El arqueólogo israelí Israel Finkelstein y el historiador Neil Asher Silberman en su obra La Biblia Desenterrada  son los principales especialistas modernos que plantean la inexistencia  de un éxodo hebreo. "El éxodo no existió" afirmó fehacientemente  Finkelstein el año 2006, pues bajo la lupa de las indagaciones  arqueológicas no hay pruebas en absoluto del éxodo; décadas de búsquedas  en Kadesh de Barnea sin arrojar ningún resultado, la inexistencia de  evidencias egipcias y sobre todo porque la arqueología contradice en el  tema tácitamente a La Biblia, pues hay evidencias de asentamientos proto-israelíes en Canaán desde mucho antes que las fechas probables del Éxodo.  En otras palabras Finkesltein propone una invasión pacífica de Canaán  por parte de elementos nómadas originarios durante el declive de las  ciudades estado cananitas, no así por la supuesta conquista comandada  por Josué.

AUTORES
El libro ha sido atribuido tradicionalmente por judíos y cristianos al legislador Moisés (como los demás libros del Pentateuco). Se narra la historia del pueblo de Israel.

HIPÓTESIS DOCUMENTARIA
Según la hipótesis documentaria, los principales autores de este trabajo habrían sido yavistaselohístassacerdotes y la llamada deuteronomista. Además, se estima que la poética Canción del mar y el Código del pacto escrito en prosa, son trabajos originalmente independientes de autores asociados a los grupos antes indicados.
En esta hipótesis, los elohístas son identificados como únicos responsables del episodio del Becerro de oro,  y la tradición sacerdotal como autores de las instrucciones para crear  el Tabernáculo, las vestimentas, los objetos rituales, y la descripción  de su creación. Los tres autores o equipos de escritores principales son  también directamente responsables de cada una de las partes del código  de la ley: los elohístas del Pacto, los sacerdotes del Decálogo ético, y  los yavistas del Decálogo de rituales.
Se estima que las otras partes del libro fueron construidas con  versiones entremezcladas de yavistas, elohístas y sacerdotes. La  reconstrucción de las historias en esas fuentes, aplicando esta  hipótesis, permite identificar las variaciones entre las historias. Por  ejemplo, la tradición sacerdotal nunca advierte al faraón acerca de las  plagas, pero en su lugar presenta a las plagas como una prueba de sus  magos, y siempre involucra a Aarón. En cambio, en la tradición elohísta  se da una advertencia al faraón, que la desoye. Se describe al faraón  como alguien que duda en ceder, pero finalmente se aferra a su decisión  cuando Moisés amenaza con las plagas. Estos autores difícilmente dan una  opinión positiva acerca de Aarón.

HIPÓTESIS SEGÚN EL RELATO BÍBLICO.
La narración de este libro —desde la muerte del hijo undécimo de JacobJosé al levantamiento del Tabernáculo  en el desierto— cubre cerca de ciento cuarenta y cinco años; estamos  entonces ante un supuesto de cerca de cuatrocientos treinta años (Éx.  12:40) desde el tiempo de la promesa hecha a Abraham (Gal. 3:17).
José murió a la edad de ciento diez años (Gén:50:26). La familia de Jacob salió desde el valle de Beerseba en Canaán (Gen 46:5) y bajo el amparo de José fueron a radicarse al valle de Gosén, en Ramesés (supuestamente Pi-Ramsés, en idioma egipcio) (Gen 47:6), allí se multiplicaron. Anteriormente, estas tierras estaban habitadas por los Hicsos hasta el 1.500 a. C. y eran destinadas al pastoreo.
La ciudad egipcia de la cual salen es Ramesés,  dirigiéndose alrededor de 600.000 hebreos y un número indeterminado de  gente no-hebrea hacia Sucot. Ramesés podría ser la actual Qantir en el Bajo Egipto, en la tierra de Gosén,  donde vino a morar la familia de Jacob bajo el amparo de José y donde  se multiplicaron los hebreos en aquellos tiempos (Gén: 47:1). Desde  Sucot, los hebreos y quienes le acompañaban salieron a Etam, a la  entrada del desierto (Éxodo 13:20) y fueron a acampar a Pi-hahirot,  entre Migdol y el Mar Rojo hacía Baal-zefón.
En Génesis 15:13, Yahweh le indica a Abraham  que su descendencia morará 400 años en tierra ajena como nación  esclava, y en Éxodo 12:40 se indica que se cumplieron 430 años exactos  el mismo día en que se liberó al pueblo hebreo de Egipto.
El templo de Salomón se construyó alrededor de 480 años después de la salida de Egipto (1Reyes 6:1).





lunes, 12 de noviembre de 2012

EL GRAN CONFLICTO

EL CONFLICTO COSMICO


Toda la humanidad está involucrada en un gran conflicto entre Cristo y Satanás, en cuanto al carácter de Dios, Su Ley y Su soberanía sobre el Universo. Ese conflicto se originó en el Cielo, cuando un ser creado, dotado de libertad de elección, por exaltación propia, se convirtió en Satanás, el adversario de Dios, y condujo la rebelión de una parte de los ángeles. Él introdujo el espíritu de rebelión en este mundo. Observado por toda la Creación, este mundo se convirtió en el palco del conflicto universal, dentro del cual será finalmente reivindicado el Dios de amor. 
Razones bíblicas: Apoc. 12:4-9; Isa. 14:12-14; Ezeq. 28:12-18; Gén. 3; Gén. 6-8; II Pedro 3:6; Rom. 1:19-32; 5:19-21; 8:19-22; Heb. 1:4-14; I Cor. 4:9. 


El Destino del Mundo Predicho
"¡OH SI también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación." (S. Lucas 19: 42 - 44.)
Desde lo alto del monte de los Olivos miraba Jesús a Jerusalén, que ofrecía a sus ojos un cuadro de hermosura y de paz. Era tiempo de Pascua, y de todas las regiones del orbe los hijos de Jacob se habían reunido para celebrar la gran fiesta nacional. De entre viñedos y jardines como de entre las verdes laderas donde se veían esparcidas las tiendas de los peregrinos, elevábanse las colinas con sus terrazas, los airosos palacios y los soberbios baluartes de la capital israelita.  La hija de Sión parecía decir en su orgullo: "¡Estoy sentada reina, y . . . nunca veré el duelo!" porque siendo amada, como lo era, creía estar segura de merecer aún los favores del cielo como en los tiempos antiguos cuando el poeta rey cantaba: "Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el monte de Sión, . . . la ciudad del gran Rey " (Salmo 48: 2.) Resaltaban a la vista las construcciones espléndidas del templo, cuyos muros de mármol blanco como la nieve estaban entonces iluminados por los últimos rayos del sol poniente que al hundirse en el ocaso hacía resplandecer el oro de puertas, torres y pináculos.  Y así destacábase la gran ciudad, "perfección de hermosura," orgullo de la nación judaica. ¡Qué hijo de Israel podía permanecer ante semejante espectáculo sin sentirse conmovido de gozo y admiración! Pero eran muy ajenos a todo esto los pensamientos que embargaban la mente de Jesús. "Como llego cerca, viendo la ciudad, lloró sobre ella." (S. Lucas. 19: 41.) En medio del regocijo que provocara su entrada triunfal, mientras el gentío agitaba palmas, y alegres hosannas repercutían en los montes, y mil voces le proclamaban Rey, el Redentor del mundo se sintió abrumado por súbita y misteriosa tristeza.  El, el Hijo de Dios, el Prometido de Israel, que había vencido a la muerte arrebatándole sus cautivos, lloraba, no presa de común abatimiento, sino dominado por intensa e irreprimible agonía.


La Fe de los Mártires
CUANDO Jesús reveló a sus discípulos la suerte de Jerusalén y los acontecimientos de la segunda venida, predijo también lo que habría de experimentar su pueblo desde el momento en que él sería quitado de en medio de ellos, hasta el de su segunda venida en poder y gloria para libertarlos. Desde el monte de los Olivos vio el Salvador las tempestades que iban a azotar a la iglesia apostólica y, penetrando aún mas en lo porvenir, su ojo vislumbro las fieras y desoladoras tormentas que se desatarían sobre sus discípulos en los tiempos de obscuridad y de persecución que habían de venir. En unas cuantas declaraciones breves, de terrible significado, predijo la medida de aflicción que los gobernantes del mundo impondrían a la iglesia de Dios. (S. Mateo 24: 9, 21, 22.) Los discípulos de Cristo habrían de recorrer la misma senda de humillación, escarnio y sufrimientos que a él le tocaba pisar. La enemistad que contra el Redentor se despertara, iba a manifestarse contra todos los que creyesen en su nombre.

La historia de la iglesia primitiva atestigua que se cumplieron las palabras del Salvador. Los poderes de la tierra y del infierno se coligaron para atacar a Cristo en la persona de sus discípulos. El paganismo previó que de triunfar el Evangelio, sus templos y sus altares serían derribados, y reunió sus fuerzas para destruir el cristianismo. Encendióse el fuego de la persecución. Los cristianos fueron despojados de sus posesiones y expulsados de sus hogares. Todos ellos sufrieron "gran combate de aflicciones." "Experimentaron vituperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles." (Hebreos 10: 32; 11: 36.) Muchos sellaron su testimonio con su sangre. Nobles y esclavos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, todos eran muertos sin misericordia. 
Estas persecuciones que empezaron bajo el imperio de Nerón, cerca del tiempo del martirio de S. Pablo, continuaron con mayor o menor furia por varios siglos. Los cristianos eran inculpados calumniosamente de los más espantosos crímenes y eran señalados como la causa de las mayores calamidades: hambres, pestes y terremotos. Como eran objeto de los odios y sospechas del pueblo, no faltaban los delatores que por vil interés estaban listos para vender a los inocentes. Se los condenaba como rebeldes contra el imperio, enemigos de la religión y azotes de la sociedad. Muchos eran arrojados a las fieras o quemados vivos en los anfiteatros. Algunos eran crucificados; a otros los cubrían con pieles de animales salvajes y los echaban a la arena para ser despedazados por los perros. Estos suplicios constituían a menudo la principal diversión en las fiestas populares. Grandes muchedumbres solían reunirse para gozar de semejantes espectáculos y saludaban la agonía de los moribundos con risotadas y aplausos.
Doquiera fuesen los discípulos de Cristo en busca de refugio, se les perseguía como a animales de rapiña. Se vieron pues obligados a buscar escondite en lugares desolados y solitarios. Anduvieron "destituidos, afligidos, maltratados (de los cuales el mundo no era digno), andando descaminados por los desiertos y por las montañas, y en las cuevas y en las cavernas de la tierra." (Hebreos 11: 37, 38, V.M.) Las catacumbas ofrecieron refugio a millares de cristianos. Debajo de los cerros, en las afueras de la ciudad de Roma, se habían cavado a través de tierra y piedra largas galerías subterráneas, cuya obscura e intrincada red se extendía leguas más allá de los muros de la ciudad. En estos retiros los discípulos de Cristo sepultaban a sus muertos y hallaban hogar cuando se sospechaba de ellos y se los proscribía. Cuando el Dispensador de la vida despierte a los que pelearon la buena batalla, muchos mártires de la fe de Cristo se levantarán de entre aquellas cavernas tenebrosas

Una Era de Tinieblas Espirituales
EL apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: "Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios." (2 Tesalonicenses 2: 3, 4, V.M.) Y además el apóstol advierte a sus hermanos que "el misterio de iniquidad está ya obrando." (Vers. 7.) Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado.
Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, "el misterio de iniquidad" hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y substituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo.
Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del "hombre de pecado" predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad.

Fieles Porta antorchas
AUNQUE sumida a tierra en tinieblas durante el largo período de la supremacía papal, la luz de la verdad no pudo apagarse por completo. En todas las edades hubo testigos de Dios, hombres que conservaron su fe en Cristo como único mediador entre Dios y los hombres, que reconocían la Biblia como única regla de su vida y santificaban el verdadero día de reposo. Nunca sabrá la posteridad cuánto debe el mundo a esos hombres. Se les marcaba como a herejes, los móviles que los inspiraban eran impugnados, su carácter difamado y sus escritos prohibidos, adulterados o mutilados. Sin embargo permanecieron firmes, y de siglo en siglo conservaron pura su fe, como herencia sagrada para las generaciones futuras.
La historia del pueblo de Dios durante los siglos de obscuridad que siguieron a la supremacía de Roma, está escrita en el cielo, aunque ocupa escaso lugar en las crónicas de la humanidad. Pocas son las huellas que de su existencia pueden encontrarse fuera de las que se encuentran en las acusaciones de sus perseguidores. La política de Roma consistió en hacer desaparecer toda huella de oposición a sus doctrinas y decretos. Trató de destruir todo lo que era herético, bien se tratase de personas o de escritos. Las simples expresiones de duda u objeciones acerca de la autoridad de los dogmas papales bastaban para quitarle la vida al rico o al pobre, al poderoso o al humilde. Igualmente se esforzó Roma en destruir todo lo que denunciase su crueldad contra los disidentes. Los concilios papales decretaron que los libros o escritos que hablasen sobre el particular fuesen quemados. Antes de la invención de la imprenta eran pocos los libros, y su forma no se prestaba para conservarlos, de modo que los romanistas encontraron pocos obstáculos para llevar a cabo sus propósitos.
Ninguna iglesia que estuviese dentro de los límites de la jurisdicción romana gozó mucho tiempo en paz de su libertad de conciencia. No bien se hubo hecho dueño del poder el papado, extendió los brazos para aplastar a todo el que rehusara reconocer su gobierno; y una tras otra las iglesias se sometieron a su dominio.
En Gran Bretaña el cristianismo primitivo había echado raíces desde muy temprano. El Evangelio recibido por los habitantes de este país en los primeros siglos no se había corrompido con la apostasía de Roma. La persecución de los emperadores paganos, que se extendió aún hasta aquellas remotas playas, fue el único don que las primeras iglesias de Gran Bretaña recibieron de Roma. Muchos de los cristianos que huían de la persecución en Inglaterra hallaron refugio en Escocia; de allí la verdad fue llevada a Irlanda, y en todos esos países fue recibida con gozo.
Luego que los sajones invadieron a Gran Bretaña, el paganismo llegó a predominar. Los conquistadores desdeñaron ser instruídos por sus esclavos, y los cristianos tuvieron que refugiarse en los páramos. No obstante la luz, escondida por algún tiempo, siguió ardiendo. Un siglo más tarde brilló en Escocia con tal intensidad que se extendió a muy lejanas tierras. De Irlanda salieron el piadoso Colombano y sus colaboradores, los que, reuniendo en su derredor a los creyentes esparcidos en la solitaria isla de Iona, establecieron allí el centro de sus trabajos misioneros. Entre estos evangelistas había uno que observaba el sábado bíblico, y así se introdujo esta verdad entre la gente. Se fundó en Iona una escuela de la que fueron enviados misioneros no sólo a Escocia e Inglaterra, sino a Alemania, Suiza y aun a Italia.